El Covid19 nos ha obligado a realizar una parada en nuestras vidas, en nuestro día a día y en  un abrir y cerrar de ojos se cambiaron nuestros horarios , nuestra rutina, nuestro trabajo, nuestro momento de ocio, nuestra manera de relacionarnos con los demás, de compartir nuestros sentimientos muchas veces sin el contacto.. cambiaron muchas cosas, durante la primera pandemia del siglo XXI. Y el tipo de recuerdos que tengan de esta época dependerá de cómo afrontemos esta realidad y para afrontar esta realidad hay que aporta una serie de recursos para superar  el día a día.

Siempre hay distintas técnicas y pautas a seguir que habitualmente nos indican metas a conseguir con la propuesta de pequeños objetivos, pero siempre hay un profesional que nos marca esos objetivos .  Esta es una de las grandes diferencias de otras terapias con la disciplina del coaching.

Hace unos años descubrí el coaching y encontré que era una herramienta poderosa para alcanzar ese cambio.

Un cambio que muchas veces en nuestra vida,  todos anhelamos y buscamos con fuerza

El coaching empodera a la persona que acude a la sesión y es el cliente quien busca y descubre su potencial, sus recursos y habilidades para el cambio 

el coach acompaña, profundiza en las emociones, ayuda a desmitificar creencias o falsas creencias, siempre sin prejuicios ni juicios, llegando a la meta que el cliente se ha propuesto alcanzar.

Sesión a sesión la persona pone el foco en un cambio de visión convirtiéndose en una forma de vida.

Para tener una visión clara de que es el coaching pondré un ejemplo:

Imagina a una persona andando por un camino vallado. Va caminando junto a su coach y le comenta que le gustaría ver muchas cosas y conseguir grandes logros. El coach le pregunta qué se lo impide y el usuario le dice que la realidad es la que es y la ha recorrido mil veces sin encontrar nuevas opciones. El coach le pregunta por las vallas y el usuario toma conciencia de ellas. Hasta ese momento no se había percatado de que estaban ahí. Cuando las ve puede saltarlas y, al hacerlo, descubre un terreno enorme donde encontrar nuevas posibilidades. En esta metáfora, el camino son los caminos del pensamiento de la persona. El coach sólo le ayuda a tomar conciencia de ciertos límites en su proceso mental que el usuario no ve y sólo con eso, el usuario decide qué hacer con esos límites. El trabajo del coach es sólo ayudar a la persona a encontrar esa vallas, paredes, limites o como lo quieras llamar, que le están impidiendo generar nuevos caminos de pensamiento, nuevas ideas, nuevos puntos de vista, nuevas opciones, etc. El coach acompaña. Todo lo que la persona logre lo hará por sus propios medios. La tarea del coach será curiosear sobre cómo está viendo el mundo la persona y preguntarle para que tome conciencia de las barreras que está levantando y que no ve. El coach no sabe qué hay detrás de cada valla, ni siquiera ve esas vallas. El coach es un experto en buscarlas, y es la persona quien las encuentra y decide qué hacer con ellas.

Un proceso de coaching se trabaja a través de las  preguntas que realiza el coach y que irán despejando los obstáculos, dando paso a nuevos caminos, nuevas opciones y herramientas que te harán descubrir tu mejor versión en busca de nuevas historias que te llevaran a tu meta.  

                                   Marian Sainz Marqués

                                   Trabajadora Social

         Coach Profesional (ICMF) International Coaching and Metoring Federation

www.coachingmariansainz.com