LUNES CRÍTICO
EL OLOR DEL MIEDO
El miedo huele a perderte, a tu ausencia, a que desaparezcas de mi paisaje.
El miedo huele a apagar, a oscuridad, a frío y a ahogo.
El miedo huele a incertidumbre antes de cerrar la puerta; al adiós simple y contundente.
El miedo huele a ácido, no al de la lima, al del azufre y al color gris.
El miedo huele a soledad en mitad del gentío; a enfermedad incurable; a incomprensión ante la simpleza, a visión borrosa en el ruido que ensordece.
El torero huele el miedo cuando espera a que se abra la puerta de los toriles, a temblor de manos y a desorientación.
El amor enmohecido también huele a miedo, a traición y a puñalada; huele a abandono el miedo.
El miedo huele al laberinto donde nadie quiere entrar. Perderse da miedo.
También huele a espejo el miedo, cuando no te reconoces en él, cuando no aguantas la mirada a tu propio yo, cuando te cuestiona y te condena. Verse al descubierto huele a miedo también.
El miedo huele a abismo, a la imposibilidad de correr más, a quedarte atrás, a perder.
Da miedo el miedo como referente; como ejemplo o copia; como única alternativa.
Estamos perdiendo el miedo. Esto huele a miedo también.
Me pregunto si hoy el miedo ha vencido la batalla al valor.
Ahí lo dejo.. dejo el miedo.
MARTA SALAS