CONFINADOS 3
LUNES CRÍTICO
Marta Salas
08:48 19/10/20
Martina no soltaba el móvil un minuto, por suerte tenía datos ilimitados aunque la señal en aquella casa fuera mínima. Chateaba casi todo el día. Gabriel, por contra no tenía cargador de iPhone, era la única víctima de Apple en aquel maldito confinamiento. Trepaba por las paredes y le pedía constantemente a su novia pandémica que le dejase entrar en sus cuentas. Martina aprovechó la ocasión de hacer trueque. Gabriel limpiaría el baño a fondo cada día, a cambio del uso del móvil no más de un cuarto de hora en toda jornada de encierro. El monstruo interior de Gabriel fue in crescendo. Comenzó a odiar a Martina. No cabía disimulo. Estaba en sus manos.
Marisa y Maitane cuchicheaban constantemente mirando a Gabriel y Martina. Estaban frías, serias y muy nerviosas. Por la noche hacían en amor de modo escandaloso, parecían el septeto "Vocal Siete", pero muy desafinado y gritón. Entretanto, con la respiración entrecortada y los cuerpos rígidos y fríos, Gabriel y Martina maldecían entre dientes la extraordinaria actividad sexual de esas mujeres, justo en la habitación colindante. Quisieron follar, pero Gabriel no conseguía concentrarse entre el griterío y la rabia que tenía hacia su novia por su enfermizo uso del móvil. En algún momento gélido supo que la mataría. A la parejita del coro búlgaro también.
Marisa fue sorprendida por Martina, mientras emplataba unos macarrones con tomate, escupiendo en la ración de Gabriel. Con discreción y bastante asustada se lo comentó al oído a su novio, que fumaba marihuana tumbado en la cama.
Gabriel dio un salto y se dirigió fuera de si hacia la cocina y comenzó a golpear a Marisa sin ningún tipo de control. Maitane que vio la escena horrorizada, agarró una enorme sartén y por la espalda propinó un golpe certero y asesino en la cabeza de Gabriel. En la inevitable caída final, la expresión del desdichado era de incredulidad, sólo acertó a decir "hijas de..". Eso fue lo último que dijo, así se despidió de sus compañeras de confinamiento, de su vida y de sus logros y miserias.
Martina se desmayó. Continuará el próximo lunes..
Marisa y Maitane cuchicheaban constantemente mirando a Gabriel y Martina. Estaban frías, serias y muy nerviosas. Por la noche hacían en amor de modo escandaloso, parecían el septeto "Vocal Siete", pero muy desafinado y gritón. Entretanto, con la respiración entrecortada y los cuerpos rígidos y fríos, Gabriel y Martina maldecían entre dientes la extraordinaria actividad sexual de esas mujeres, justo en la habitación colindante. Quisieron follar, pero Gabriel no conseguía concentrarse entre el griterío y la rabia que tenía hacia su novia por su enfermizo uso del móvil. En algún momento gélido supo que la mataría. A la parejita del coro búlgaro también.
Marisa fue sorprendida por Martina, mientras emplataba unos macarrones con tomate, escupiendo en la ración de Gabriel. Con discreción y bastante asustada se lo comentó al oído a su novio, que fumaba marihuana tumbado en la cama.
Gabriel dio un salto y se dirigió fuera de si hacia la cocina y comenzó a golpear a Marisa sin ningún tipo de control. Maitane que vio la escena horrorizada, agarró una enorme sartén y por la espalda propinó un golpe certero y asesino en la cabeza de Gabriel. En la inevitable caída final, la expresión del desdichado era de incredulidad, sólo acertó a decir "hijas de..". Eso fue lo último que dijo, así se despidió de sus compañeras de confinamiento, de su vida y de sus logros y miserias.
Martina se desmayó. Continuará el próximo lunes..