La Policía Nacional desarticula en Alicante un laboratorio clandestino con capacidad para producir 600 kilogramos de cocaína al mes
Las investigaciones comenzaron en el mes de enero de 2020, cuando los agentes tuvieron conocimiento de un importante desvío de sustancias químicas a la zona del Levante, cuyo destino final sería el laboratorio clandestino. Las gestiones iniciadas permitieron ubicar e identificar la organización, siendo el líder un individuo residente en Alicante que contaba con antecedentes por tráfico de drogas y tenencia ilícita de armas.
La organización se encontraba perfectamente estructurada y compartimentada. Tras conseguir la creación de dicha sustancia estupefaciente en los laboratorios, otra parte se encargaba de su distribución a los miembros encargados de realizar la venta a media y pequeña escala. De esta manera, en una primera fase se atacó la cadena de distribución mediante un dispositivo de vigilancia y seguimiento sobre uno de los vehículos de uno de los miembros principales de la organización, conducido por dos individuos encargados de la distribución.
Durante el transcurso de este dispositivo, se logró detectar varias paradas de interés, así como una cita con un tercer individuo desconocido. Las numerosas medidas de seguridad que tomaban hicieron sospechar a los agentes que pudieran estar realizando “pases” de sustancias estupefacientes, por lo que se procedió a su identificación y control. En el interior del vehículo hallaron 18.120 euros y 4,2 gramos de cocaína, así como un compartimento secreto donde guardaban la sustancia estupefaciente para realizar dichos “pases”.
Primeras detenciones
Por todo ello se procedió a la detención de los dos individuos y se solicitó los mandamientos para proceder a la entrada y registro de dos domicilios, donde se intervino un total de 400 gramos de cocaína aproximadamente, 486.620 euros en metálico y dos vehículos de alta gama. Se procedió, también, a la detención de tres personas más.
Paralelamente, se pudo comprobar que la organización se estaba abasteciendo de una gran cantidad de productos químicos (precursores), así como de los materiales necesarios para poder establecer el laboratorio clandestino, ubicado en una nave de Almoradí. La envergadura de la nave permitía ubicar diferentes construcciones, todas ellas habilitadas de forma ilegal y dando falsa apariencia de taller mecánico, picadero de caballos y criadero de perros y pájaros. En el centro de la nave apareció construida estratégicamente una vivienda ilegal habilitada como laboratorio clandestino, estando en todo momento custodiada por varias personas de la organización, que realizaban rondas constantes de vigilancia, así como un control de los vehículos y personas que transitaban por las inmediaciones.
En una de las paredes de la finca, utilizada para colgar monturas y demás utensilios de equitación, se ocultaba una puerta secreta que se accionaba mediante un mando de control remoto. Esta puerta daba acceso a un habitáculo que daba falsa apariencia de vestuario, donde los “químicos” se colocaban el material de protección necesario para acceder al laboratorio.
Posteriormente, en uno de los paneles del vestuario, y a través de otro mecanismo de seguridad, se libraba un pestillo que permitía abrir una puerta y acceder al laboratorio clandestino, el cual estaba en pleno proceso de producción en el momento de la entrada, interviniéndose unos 17 kilogramos de cocaína en diferentes estados de procesamiento. También se hallaron más de 3.000 litros de precursores químicos y sustancias sólidas destinadas a la extracción, adulteración de la pasta base de cocaína y posterior trasformación en clorhidrato de cocaína.
Participación del GEO
En el momento del asalto, llevado a cabo por el Grupo Especial de Operaciones, fueron detenidos cuatro individuos, entre ellos dos “cocineros” que llevaban a cabo el proceso de trasformación y adulteración en clorhidrato de cocaína. Disponían también de un taller situado en una nave anexa, la cual le servía a la organización para preparar dobles fondos en vehículos o “caletas” y, así, ocultar la sustancia estupefaciente y los beneficios obtenidos de su venta.
En el marco de esta operación se llevaron a cabo un total de 15 registros domiciliarios en diferentes localidades de la Comunidad Valenciana y Murcia, que han tenido como resultado el desmantelamiento del laboratorio, la incautación de 52 kilogramos de clorhidrato de cocaína, 20 vehículos de alta gama, tres motos de agua, un camión frigorífico, dos armas de fuego cortas y tres armas de fuego largas, así como otros efectos relacionados con estos hechos delictivos. También fueron intervenidos unos 650.000 euros en efectivo. Por todo esto, se practicaron 25 nuevas detenciones y 13 registros, desarticulando plenamente la organización.
La desarticulación del laboratorio clandestino sorprendió tanto por su sofisticación como por su capacidad de producción, encontrándose a pleno rendimiento y con capacidad para una elaboración mensual de 600 kilogramos. En uno de los registros domiciliarios se localizó enterrada en el suelo de un ring de gallos una bolsa que contenía pastillas de cocaína de 400 gramos de peso.
La investigación permitió conocer que esta organización distribuía grandes cantidades de cocaína, hachís y marihuana, entre otras drogas, disponiendo de un entramado empresarial para blanquear las ingentes cantidades de dinero que obtenían de esta venta.