El neurocientífico y filósofo Javier Bernácer, investigador del Grupo ‘Mente-cerebro’ del Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra, coordina un proyecto de investigación internacional sobre los límites de la Inteligencia Artificial. Bajo el título Neurobiología y cognición humanas ante lo sintético y la ‘inteligencia artificial, la iniciativa la lleva a cabo el Centro Internacional de Neurociencia y Ética (CINET) de la Fundación Tatiana. Su meta es identificar los principales rasgos que definen la inteligencia humana y establecer así las diferencias con la Inteligencia Artificial.
“El gran objetivo es explorar sus diferencias, incluyendo también la base biológica humana, el sistema nervioso. Esto nos lleva a reflexionar sobre la relación entre la vida y la inteligencia, y la vida y la cognición”, explica Bernácer. Y plantea algunas preguntas clave del proyecto: “¿Puede haber vida sin inteligencia? ¿E inteligencia sin vida? Nosotros queremos demostrar que para que haya inteligencia, debe haber vida, y para que haya inteligencia y vida, tiene que haber cuerpo”.
En este sentido, se busca estudiar cuáles son las particularidades del desarrollo del cuerpo humano que se relacionan con la inteligencia y que las máquinas no pueden tener. “Esa diferencia tiene que ser también crucial en la inteligencia”, apunta el investigador. También estudiarán “esas diferencias en contextos como la conciencia, la libertad y el desarrollo de hábitos”.
La investigación incluirá el “análisis de datos de actividad cerebral para observar cómo la reacción ante ciertos estímulos es única y relacionada con el cuerpo y su interacción con el ambiente, muy distinta a las reacciones que puede tener una Inteligencia Artificial”. También se realizará una encuesta internacional a neurocientíficos, empleando una metodología rigurosa para conocer su opinión sobre cuestiones como la dicotomía mente-cerebro, la conciencia, la libertad…
Este estudio, a nivel global, va a permitir apuntalar los rasgos distintivos de la cognición humana, su base neurobiológica, y la importancia de su dimensión relacional, demostrando que estos nunca podrán llegar a implementarse en máquinas. De modo más específico, “contribuirá a una mejor comprensión de los fundamentos biológicos de la conciencia, la toma de decisiones y los hábitos”, destaca el investigador.
El equipo internacional que desarrollará este proyecto reúne a profesionales de distintas disciplinas como Georg Northoff (University of Ottawa), Tom Froese (Okinawa Institute of Science and Technology), Marya Schechtman (University of Illinois in Chicago), Terrence Deacon (University of California in Berkeley), Robert Chis-Ciure (New York University), además de los miembros del Grupo ‘Mente-cerebro’ del ICS.