“Resolver un conflicto en el nivel más bajo posible de formalidad ahorra tiempo y dinero”

Esther Linares, investigadora del ICS de la Universidad de Navarra, desarrolla un proyecto pionero para analizar las estrategias verbales y no verbales más eficaces en la mediación informa. UNIVERSIDAD DE NAVARRA

Esther Linares, investigadora del ICS de la Universidad de Navarra, desarrolla un proyecto pionero para analizar las estrategias verbales y no verbales más eficaces en la mediación informal

“Resolver un conflicto en el nivel más bajo posible de formalidad ahorra tiempo y dinero”. Así lo asegura Esther Linares, investigadora del proyecto InMedio del Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra, una iniciativa pionera para analizar las estrategias verbales y no verbales más eficaces en la mediación informal.

            “El conflicto forma parte de nuestra forma de relacionarnos y en sí mismo no resulta negativo”, destaca. Lo malo, en su opinión, es cómo se gestiona. “Si lo manejamos bien, no necesitaremos la intervención de terceros”. Así, en los contextos informales apuesta por “una mediación transformativa” en la que únicamente intervengan “elementos propios”, de manera que quienes tienen desavenencias puedan resolverlas sin ayuda externa.

            De acuerdo con la experta, en el día a día ocurren conflictos continuamente “mientras suceden otras actividades relacionales con nuestra pareja, hijos, amigos...” y ahí emerge este tipo de mediación para suavizarlos. Una de las principales herramientas verbales, cuenta, es la atenuación: “Las metáforas, los diminutivos, las frases con entonación suspendida, el parafraseo y la reformulación ayudan a mitigar nuestras palabras”. 

Otra clave son las preguntas, pues el hecho de que alguien plantee un interrogante relacionado con la disputa “ayuda a expresarse y rebajar la emoción”, detalla. “Además -añade-, se crea un espacio común para propiciar el entendimiento entre las dos perspectivas”.

 

Reconstruir lazos afectados 

 

Según Esther Linares, la capacidad de mediar no requiere habilidades extraordinarias y se basa en la propia reflexividad: “Cada uno puede pensar qué hacer o decir en cada situación para calmar los ánimos: pararse a preguntar qué está pasando, recurrir al humor o a una anécdota, lanzar una mirada, establecer contacto físico…”. 

            La investigadora enfatiza la importancia de los vínculos en la mediación, ya que, a su juicio, no se trata únicamente de alcanzar un acuerdo para resolver una transacción, sino que existe un fin social de “reconstruir los lazos que se han visto afectados''. Precisamente, señala que uno de los principales obstáculos para el proceso es que “no importe la relación interpersonal con el otro, que solo se persiga un beneficio”.

            A lo largo de este curso, el proyecto InMedio del grupo ‘Cultura emocional e identidad’ ha puesto el foco en el estudio interdisciplinar de aspectos como la importancia del poder, el papel de las emociones, las desavenencias latentes que influyen en la disputa y la participación del mediador. Una vez asentada la base teórica, el siguiente paso consistirá en crear un corpus de conversaciones semiespontáneas que se grabarán a partir del próximo curso en el Centro de Simulación de la Universidad de Navarra. 

“Observaremos las estrategias retórico-discursivas que más se emplean para mediar, con el objetivo de crear un modelo que se pueda aplicar en cualquier contexto”, comenta Linares. El análisis ayudará a determinar si las investigaciones previas sobre mediación formal se pueden aplicar también a los contextos informales.