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Personas influyentes (1)

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Consulta médica. IMAGEN DE ARCHIVO
Personas influyentes (1)

En diversos artículos previos, me he descrito como un simple médico de a pie. Por supuesto que lo que yo diga no tiene apenas repercusión, ni en los medios ni en la sociedad en general. Es la realidad de los hechos.

La cuestión es que las cosas que digo, basadas en informaciones contrastadas, también son defendidas por personas de mayor influencia, de mayor peso específico que el mío. De hecho, es al revés: me dedico a leer… y de lo que veo de interés y con bases aparentemente firmes, lo copi-pego con un ligero estilo propio.

Siempre recuerdo que yo no soy un científico de laboratorio sino un humilde médico que atiende personas en su consulta intentando ayudarles a que recorran de la mejor forma que puedan su propio camino.

Me ha animado a escribir este texto la lectura de un artículo de opinión escrito por el Dr. Josef Mercola, en el que se muestra el testimonio de un peso pesado  dentro de la industria farmacéutica. Bueno, un ex-peso pesado. Se trata del Dr. Michael Yeadon.

Como podéis intuir ya con el propio título del artículo, al llevar ese (1) final, dada la cantidad de información sobre el tema, el material lo voy a fragmentar en varios artículos que vendrán a continuación.

El Dr. Yeadon ha trabajado durante muchos años en las tripas de la industria farmacéutica, concretamente llegando a ser vicepresidente y jefe científico de alergias y enfermedades respiratorias de la empresa farmacéutica Pfizer.

Por sus antecedentes en esta empresa, me imagino que algo sabrá sobre los entresijos de la misma y, aunque no estuviera ya en Pfizer cuando comenzó esta locura pandémica, también será interesante escuchar lo que tiene que decir sobre el monotema con el que estamos mareando la perdiz desde hace más de un año.

Bueno, pues el Dr. Yeadon se ha alineado sin dudarlo en una posición totalmente crítica al papel que están jugando tanto las organizaciones nacionales y supranacionales en materia de salud (OMS, agencias reguladoras del medicamento de los diferentes países) como las farmacéuticas con la producción de las vacunas y su distribución mundial.

Una de las cosas que comenta es el cambio radical que se dio en Reino Unido y EE.UU. a la hora de que los médicos de ambos países certificaran los fallecimientos por Covid-19. Atención: toda muerte habida en los siguientes 28 días tras una PCR+ debería ser considerada una muerte por Covid-19, independientemente de los antecedentes y la patología previa que presentaran. Realmente, sorprendente, impresentable y penoso, por fomentar con toda intención una gran mentira.

Enlazando con este tema, es curioso ver cómo en EE.UU. se han contabilizado los casos de Covid-19. Los CDC de EE.UU., hasta julio de 2020, contabilizaban separadamente los casos de influenza (gripe) y neumonías. Cuando llegó el fenómeno Covid-19 hubo un baile de cifras, tras el que se aglutinó los casos de neumonías, gripes y los casos Covid-19, en una nueva categoría que denominaron “PIC”, donde se contabilizaron todos estos casos en un único paquete. Esto induce a la falsedad estadística cuando, posteriormente, se quieran analizar únicamente los casos Covid-19.

A partir del 12 de febrero de 2021, hacia el final de la inexistente epidemia estacional de gripe de esta última época fría, los CDC dejaron de editar ese documento y pasaron a mostrar un registro semanal de casos Covid-19, ya sin hacer mención a gripes ni neumonías. ¿A qué se debe este cambio repentino?

Ya he comentado en algún otro artículo que la estadística, aun siendo una herramienta de sumo interés para podernos hacer una idea general sobre un proceso, también es un instrumento muy fácil de manipular. Y para muestra, pasaros por la hemeroteca nacional e indagad en los titulares y artículos sobre las encuestas del CIS español y los preparativos en la cocina del señor Tezanos.

Volviendo al Dr. Yeadon, sigue comentando sobre los confinamientos que impusieron los estados, cerrando la sociedad y llevando a la miseria a muchas personas. Así como otras voces y yo mismo hemos clamado en el desierto, este colega comenta que cerrar negocios y obligar a las personas sanas a aislarse no tiene ningún sentido científico.

Señala que sólo las personas que están enfermas y que tienen síntomas evidentes de una infección respiratoria representan un riesgo para la salud de los demás. ¿Por qué? Pues porque para ser una verdadera fuente de infección es necesario tener una carga elevada del virus.

“Y cuando eso sucede, el cuerpo responde al ataque y ese proceso siempre produce síntomas. Y esas personas no andan paseándose por las calles, porque si tienen un virus que produce síntomas, significa que están enfermos y las personas enfermas suelen quedarse en casa o en cama".

Aquí, la única salvedad que aporto son los llamados “presintomáticos”, que son las personas que están incubando el proceso, sin síntomas, pero en unos pocos días previos a manifestarse los síntomas pueden ser capaces de distribuirlo. Es una realidad innegable.

Es evidente también que este eminente colega se está refiriendo al proceso vírico observado desde la óptica de la teoría microbiana clásica. Particularmente, cada vez sintonizo más con esa otra forma de ver a los virus como unas partículas de información que tienen como misión comunicar un estado de tensión o toxicidad entre las células, dentro y fuera del organismo. Pero bueno, ésa es otra cuestión.

Para mí está claro, por lo que he leído proveniente de gente competente, que las medidas no farmacológicas promovidas por las autoridades en los diversos países del mundo (cierres, confinamiento, mascarillas) no han servido para mitigar ninguna de las cifras de transmisión de la Covid-19 (Oficina Americana de Investigación Económica dixit).

Expertos en transmisión vírica como la profesora Linsey Marr nos dicen que  los encuentros breves al aire libre, como caminar junto a alguien presentan un riesgo muy bajo de contagio.

"Las partículas virales se dispersan muy rápido en el aire y el riesgo de inhalar el virus de un corredor o transeúnte es muy mínimo ... Incluso si una persona tose o estornuda mientras usted camina, las probabilidades de que reciba una dosis suficientemente grande de virus para infectarse aún son muy bajas".

Podría extenderme en un sinfín de testimonios de gente que sabe bastante más que yo, basados en evidencias, no en meras opiniones, pero voy a seguir con las declaraciones del Dr. Yeadon.

“Todo lo que su gobierno le ha dicho sobre este virus, lo que necesita hacer para mantenerse a salvo, todo es una mentira … Cada parte de la pandemia … Ninguno de los temas clave de los que escucha hablar, desde la transmisión asintomática hasta las vacunas de refuerzo, nada de eso está respaldado por la ciencia.

Cada pieza se elige de forma minuciosa y se combina con algo que podría tener algo de cierto, pero que en conjunto es una mentira, y todo eso nos ha llevado hasta donde estamos en este momento. No suelo utilizar frases como ésta, pero creo que nos encontramos en las puertas del infierno, y todo se relaciona con el poder…

… Si no actuamos ahora, después podría ser demasiado tarde.”

Realmente preocupante lo que deja entrever este hombre de ciencia.

También dice el Dr. Yeadon que durante esta pandemia, todo  lo que sabíamos sobre virología y enfermedades infecciosas se cambió por completo. Jamás se había aislado a todo el mundo, eso no está respaldado por la ciencia ni por la historia del control de epidemias.

Las pruebas masivas de personas sin síntomas tampoco tienen precedentes. Simplemente no se hace y es por una buena razón. Supone una pérdida de recursos, muy necesarios para otros campos.

Afirma que sabemos cómo funcionan los virus en el cuerpo. Cuando hay una infección activa, el cuerpo responde y, por esa razón, desarrolla síntomas. Cuando la carga viral es demasiado baja no se desarrollan síntomas, por lo que no representa una amenaza para nadie. Así que el mito de la propagación asintomática sólo ha sido una táctica para infundir miedo.

Colocar toda la atención mediática y científica en la generación de anticuerpos a través de las vacunas para vencer a un virus… es directamente absurdo, dado que la mayor defensa de nuestro sistema inmune frente a cualquier virus proviene de las células “T”.

“Los virus son muy pequeños y su objetivo es entrar a las células lo más rápido posible. Cuando lo hacen, se unen a un receptor en la superficie y se fusionan con la célula. Eso significa que ya entraron. Los anticuerpos son moléculas grandes y, por lo general, se encuentran fuera de las células.

Eso significa que los anticuerpos y los virus están en lugares separados: el virus está dentro de la célula y los anticuerpos afuera. No digo que los anticuerpos no sirvan para nada, pero no son tan importantes como dicen y es algo que está probado.

Las células “T” son células que están entrenadas para detectar y matar células infectadas. Ésa es la forma en que combaten a los virus.

Así que como puede ver, decir que los niveles de anticuerpos determinan la inmunidad, es una tontería. Porque, en realidad, no dice mucho sobre la inmunidad; y, aunque sí pueden mostrar si tuvo la infección, su presencia no se relaciona con su nivel de inmunidad…”

Es necesario, quizá, recordar a los médicos e informar a las personas normales (que no tienen obligación de saber sobre este tipo de cosas) que la inmunidad se compone de diversos factores que interactúan entre sí formando un cóctel muy eficaz frente a los gérmenes que puedan amenazar nuestro medio interno.

No sólo existen los tan cacareados anticuerpos, sino que también forman parte del sistema una inmunidad innata, las células “T” (más específicas contra los virus), el sistema de complemento… No me voy a extender en este tema para no cansar al lector.

“Poner tanto énfasis en la importancia de los anticuerpos con respecto a las infecciones virales respiratorias es incorrecto, y puede corroborarlo muy fácil al hacer una búsqueda sobre este tema.”

(Continuará)

Salud para ti y los tuyos.

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