PASOS HACIA LA “MODERNIDAD”
Con la que está cayendo por estas latitudes, una Navarra con cifras galopantes de “nuevos casos” que no de enfermos, una comunidad con acceso restringido, sin hostelería ni ocio abiertos. Aun cuando las pruebas de detección diagnóstica que se están empleando (y de forma masiva) siguen siendo erróneas para realizar el diagnóstico de Covid-19 por la inespecificidad de la prueba, digan lo que digan nuestros gobernantes y sus expertos de cabecera, se van acumulando “nuevos casos” de Covid-19.
Las PCRs no van buscando personas enfermas sino casos nuevos. Las PCRs, aun cuando no son “la” prueba específica de estar sufriendo una enfermedad (ni nunca lo serán), de hacerlas, habría que enfocarlas hacia los asilos de ancianos y otros lugares donde existe población de riesgo, no a la población en general.
Nunca en epidemiología se ha buscado durante las epidemias entre la población sana o asintomática, aunque estén acudiendo a los hospitales o centros de atención primaria por cualquier otro motivo (intervenciones quirúrgicas ya agendadas previamente, accidentes de tráfico, controles rutinarios, etc).
Aumenta la paranoia, el miedo. Es lo único que se está consiguiendo con esta gestión tan aberrante. Una auténtica locura. Todo ello ante la complicidad de los medios de comunicación (medios de desinformación, en este caso). Parece que no hay otra cosa más que Covid-19. Parece que las alteraciones respiratorias que durante otros años son causa de ingresos hospitalarios y de UCI… hoy en día no existen. Que en otros momentos no ha habido muertos.
¿Hay alguien que esté realizando esas comparaciones con otros años? ¿Hay alguien que haga un triaje de gravedad en los casos de ingreso hospitalario por Covid-19? ¿Por qué causa principal se están ingresando en hospitales y muriendo las personas que forman parte del “apartado Covid-19”, estas cifras que salen en las estadísticas gubernamentales?
Según la estimación de la Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública, durante la pandemia se han dejado de realizar 500.000 intervenciones quirúrgicas, 10 millones de consultas y 2 millones de pruebas diagnósticas. ¿Creéis que todo esto está saliendo y va a continuar saliendo “gratis”?
Nuestros gobernantes, con el consejo cercano de sus expertos de cabecera, y es curioso que no sólo sucede en España sino que es algo “pandémico”, sufren de una miopía brutal: los árboles no les dejan ver el bosque.
Siguen queriendo colocar puertas al campo. Para un proceso respiratorio, en la mayor parte de los casos entre asintomático (ya me diréis qué clase de proceso respiratorio es ése en el que no hay síntomas) y leve, se está aislando a la población, a toda la población, cerrando negocios, restringiendo libertades individuales y colectivas…
La única meta que se ve en el horizonte de nuestros gobernantes (y en sus expertos de cabecera) es:
- atemorizar a la población realizando de forma compulsiva unos PCR inservibles, aislando a las personas que den positivo, independientemente de su estado de salud, y a sus contactos…
- forzar al uso de la mascarilla en exteriores (justo donde no puede haber transmisión del virus), forzando a respirar aire en peores condiciones (por ser suave en la expresión),
- limitar el contacto social de la población cerrando los lugares de ocio, con el derrumbe de la hostelería, por ejemplo,
- y esperar con verdadero anhelo la vacuna que “nos salve de esta pandemia terrorífica”.
No hay por dónde cogerlo…
Mientras tanto, ya fuera de la responsabilidad local o regional, podemos ver los movimientos de alta política que se están produciendo respecto al manejo o gestión de esta falsa pandemia. Para el que lo quiera ver, claro.
Desde el negocio del IVA por las mascarillas (haced el cálculo y veréis), el negocio de los insumos sanitarios (PCRs y otro tipo de pruebas aparentemente diagnósticas, EPIs, separadores de plástico…), la situación de España como un mercadillo en rebajas en el que los “fondos buitre” se van posicionando ante ocasiones de bajadas de valor de las empresas…
La dejación (a veces sutil en las formas pero igual de práctica) del poder decisorio político en la industria farmacéutica. Cómo si no se puede interpretar que el ministro de Sanidad participe en un evento (7 de octubre pasado) organizado por la farmacéutica Roche y difundido por “El País”, junto a la Secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, los presidentes de Murcia y Extremadura, representantes de la sanidad privada y otras asociaciones médicas.
No es que quiera impedir las actividades de nuestros políticos, y más en un área tan importante como es la sanidad. Pero es que el título del evento es muy sugestivo: “Repensando la sanidad española. Una nueva sanidad para una nueva normalidad”. ¿Os suenan de algo algunas de las palabras de este título?
Es una demostración más de la fuerza del “lobby” farmacéutico en nuestro país. La finalidad es múltiple: por un lado, la “colaboración público-privada para reforzar la sanidad”; o sea, en la práctica, el permitir que no solamente la sanidad pública pueda acceder a recursos privados… sino que, lo más importante, la empresa privada gestione los recursos de la sanidad pública. O sea, la privatización encubierta de la sanidad pública.
Por otro lado, la digitalización y centralización de los datos de los pacientes, la asunción (como práctica normal y deseable) de la tele-asistencia (telefónica y por internet) en la atención al ciudadano enfermo, dejando de lado, en la medida de lo posible, la asistencia presencial.
El objetivo de la corporación Roche fue, como anfitrión de ese evento, “trazar las líneas de la sanidad del futuro”. ¿Qué quiere decir? Si miramos a vista de pájaro el evento, ni más ni menos, se están colocando las bases “ideológicas” y fundamentales para una injerencia en toda regla de las corporaciones farmacéuticas (en este caso era Roche quien se retrataba) en la sanidad pública de nuestro país.
Y, cómo no, la finalidad expresada por Roche es “ayudar a las personas”. ¿A quién quieren engañar?
Vienen para quedarse los diagnósticos moleculares, digitales, tratamientos genómicos. Sinceramente, este movimiento de sobremedicalizar a la sociedad me da bastante reparo. No es que no quiera apostar por los adelantos técnicos, lo que no estoy por la labor es por la deshumanización de la atención sanitaria a los ciudadanos. En un momento u otro, está claro que todos vamos a ser pacientes.
La Secretaria de Estado presente en el evento de Roche llama a la necesidad de ser predictivos. Y esto, ¿cómo se consigue? Pues ¡¡¡monitorizando a las personas de forma continua!!!… Ojito, no lo dice Silvano Baztán Guindo, un médico de a pie (yo sólo lo he remarcado con los signos de admiración y el resalte en “negrita”); lo dice la Secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial del Ministerio de Asuntos Económicos y Transición Digital (cómo les gustan los títulos largos).
Claro está que esta monitorización estará rodeada de una inundación de nanotecnología (sin fronteras corporales incómodas a saltar), implantación generalizada de redes inalámbricas (5G, 6G…). Todo esto ya me suena a las “teorías futuristas distópicas”. Qué le vamos a hacer…
Una cosa más como corolario del artículo. Ayer leí en el medio digital “Redacción Médica” (del día 18 de octubre), un artículo respecto a la creación de un registro genético de pacientes Covid.
En el artículo, el presidente del Comité de Bioética del Ministerio de Sanidad afirma que dicho comité “da su aval ético” a la creación de ese registro genético. Atención a lo que sigue:
… “está justificado éticamente, con o sin el consentimiento del paciente, siempre que su uso sea anonimizado y exclusivo para esta enfermedad” …
… “sin que sea exigible obtener un nuevo consentimiento expreso en los sujetos fuente o, en el caso de las personas fallecidas, de sus representantes legales” …
… “al presumirse que los pacientes han prestado su consentimiento al tratamiento o ha concurrido alguna de las excepciones” …
¿A dónde nos está llevando todo esto? ¿Hacia la “nueva modernidad”?
Salud para ti y los tuyos.