EL CORONAVIRUS Y LA PSICOSOMÁTICA
En este texto voy a intentar describir qué es eso de la Psicosomática y cómo podemos utilizarla, al menos para comprender lo que está ocurriendo con esta afección respiratoria que está produciendo neumonía a tantas personas.
Ya los griegos asumieron que los seres humanos estábamos formados por dos tipos de cosa: “soma y psyché”. En resumidas cuentas, un cuerpo y un elemento psíquico no abarcable (el alma, la mente, el espíritu… como lo queráis llamar).
Haciendo un salto de vértigo hasta el siglo XX, al bueno de Freud se le ocurrió darle protagonismo a esa parte psíquica que hasta entonces había pasado prácticamente desapercibida (con honrosas excepciones): el inconsciente.
Y, finalmente, se sabe que es esa parte inconsciente la que gobierna nuestros cuerpos en su funcionamiento más íntimo, a nivel metabólico, interconexiones multifuncionales a través de nuestros cerebros, glándulas hormonales, etc, etc.
Yo siempre explico a las personas en consulta el ejemplo del iceberg, en el que casi un 90% está oculto a nuestra vista, por debajo del nivel del mar. En el caso de los seres humanos, el dominio del inconsciente se cuantifica en alrededor del 95% de nuestra realidad, respecto a nuestra parte consciente, que gobierna solamente alrededor de un 5% de nuestra realidad.
Quiere decir que es nuestra parte inconsciente la que hace y deshace, la que nos atrae y nos repele a todo tipo de realidades, la que capta, metaboliza lo que se nos acerca y la que manda sobre nuestro sistema inmunológico para reaccionar ante eso que nos ha llegado.
Dentro del mundo médico o sanitario, ha habido una serie de “extraterrestres” durante el siglo XX que observaron y estudiaron sobre diversas vertientes de la realidad del inconsciente (Groddeck, Hamer, Fréchet, Flèche, Sellam…) y que éste funciona con un único programa como software: la supervivencia.
Tras leer, estudiar y poner en práctica esas nociones, puedo constatar, a través de un sinfín de personas con las que he interactuado profesionalmente como médico durante años, que se puede “leer” en las respuestas de nuestros cuerpos una serie de mensajes sobre los posibles conflictos o temas conflictuales que han generado un estrés difícil de sostener o sobrellevar por la persona.
Y, lo más interesante, es que si la persona logra equilibrar esos temas, darles una salida “airosa”, la enfermedad se resuelve con más facilidad. Aquí no tenemos una panacea, pero sí una gran ayuda a la resolución de enfermedades y conflictos.
No voy a entrar en este artículo a describir pormenorizadamente el funcionamiento del inconsciente sino a mostrar qué mensaje nos trae una respuesta neumónica, dado que es una neumonía la que está causando estragos en la población afectada por el coronavirus.
Desde el punto de vista de la Psicosomática, uno de los temas principales que se relacionan con una neumonía es el miedo inminente a morir, y más si hay una dificultad respiratoria como inicio del cuadro.
Es el típico ejemplo de la aparición súbita de una metástasis pulmonar cuando a una persona se le suelta “a bocajarro” el diagnóstico de un cáncer con mal pronóstico.
Los pulmones, y los alvéolos pulmonares en particular, tienen una función específica: realizar con éxito el intercambio de gases respiratorios, necesarios para poder funcionar los micro-hornos de cada una de las células, desde donde se va a producir la energía imprescindible para sostener las funciones básicas de la vida, para vivir.
Por extensión, en los pulmones van a depositarse todos los conflictos interpersonales, de la persona con el entorno más cercano que le rodee, tanto a nivel comunicación como de vivencia: desde el no ser visto por los demás, conflictos de discusiones continuas, a una pertinaz melancolía ante la falta de alguien… En fin, hay donde escoger en la casuística humana.
El proceso continúa hasta que la persona pueda identificar el conflicto, tomando consciencia del hecho… y solucionarlo. Sí, tal y como he dicho más arriba, es necesario construir una salida diferente a lo que realmente ha sucedido. No basta con saber qué me ha podido pasar; debo solucionarlo para quedarme en paz. Y en terapia hay mecanismos para poder llegar a conseguirlo.
En el caso que traigo a colación, en la neumonía por el coronavirus (o en la producida por cualquier otro germen), en primer lugar, como ya anticipé en un escrito previo, es fundamental tranquilizarse, calmarse, no fomentar el miedo, aunque veamos que las cifras de afectados vayan desbordando las estadísticas de las previsiones. Con el miedo como compañero de viaje vamos a fomentar más neumonía y más muerte en las personas predispuestas a ello.
Otra cosa que tenemos en nuestra mano es nuestra propia respiración. Es interesante realizar ejercicios de respiración consciente, con cierta profundidad. Podemos seguir una pauta fácil: contar hasta cuatro medidas de tiempo durante la inspiración, mantener una pausa antes de sacar el aire durante siete medidas, y expulsarlo durante ocho medidas de tiempo. Si lo hacemos dos o tres veces al día durante unos poco minutos no nos vamos a herniar, ¿no os parece?
Una de las metas prioritarias a conseguir es una buena gestión de nuestras relaciones humanas. Y para ello tenemos que comenzar por nosotros mismos: ¿cómo me manejo con mi propia mente? ¿me domina ella? ¿me lleva continuamente al tema? Son convenientes los ejercicios de control mental que uno pueda realizar, desde centrarse en hacer ganchillo, sudokus o ejercicios de meditación, asanas de yoga, control mental de Silva…
Imaginemos que ese lado ya lo estamos trabajando, la etapa siguiente es mi relación con los demás; y ahora lo tenemos bastante reducido a nuestro hogar: parejas, hermanos, padres, hijos… Generar concordia, establecer puentes de comunicación abiertos y transparentes de cara a crear un buen ambiente, de frescura de esperanza, de vitalidad, de apoyo mutuo. “Buen rollo”.
Y como la técnica está ahí, a través de los mensajes de WhatsApp, correo electrónico, participación en redes diversas… es mucho más beneficioso para el colectivo dejar de propagar archivos o mensajes con augurios fatales, que generan más miedo en el ambiente, y más bien enviar, compartir mensajes de agradecimiento, de esperanza, de mutuo apoyo. Más “buen rollo”. Todo va a ser necesario.
Salud para ti y los tuyos.