A la chita callando

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Sí, «a la chita callando», pero simultáneamente sin ruborizarse lo más mínimo al mostrar sus grandes bazas, los gerifaltes de la humanidad van dando pasos, uno tras otro, para concluir su misión: doblegar a la población y que deje de molestar.

La organización visible artífice de esta situación es la OMS. Una organización que se está encargando de asumir el poder y la soberanía de las naciones (y, por ende, de las personas) en materia de salud.

A finales del mes pasado (mayo 2023) tuvo lugar en Ginebra, Suiza, la 76ª Asamblea Mundial de la Salud, el órgano competente para la toma de decisiones de la OMS.

¿Qué se puede resumir de este cónclave al que ha asistido el nuevo y flamante ministro de Sanidad español, rodeado de otros representantes de las naciones?

Se ha aprobado un presupuesto para el siguiente periodo bianual (2024-25) que ronda los 6.830 millones de dólares, un 20% más del actual presupuesto vigente.

Ha sido catalogado (por ellos mismos y sus focas aplaudidoras) como un «hito histórico». Pero vamos a detenernos un poco en las cifras.

Es de sobra conocido, y reconocido sin tapujos por la misma OMS, que las contribuciones de los estados miembros no llegan ni por asomo a cubrir las necesidades presupuestarias del gigante global. Así que existen donaciones del ámbito privado, entidades falsamente filantrópicas, que exigen un destino prefijado por ellos mismos a la hora de traducir esos millones de dólares en acciones sanitarias.

Por poner un ejemplo, el chiringuito de Bill Gates aporta hacia el 10% de este presupuesto. En unas declaraciones en 2021, una persona ligada a la Fundación Bill y Melinda Gates dijo lo siguiente:

«El hecho de que la Organización Mundial de la Salud reciba de sus Estados miembros en torno al 23% de la financiación y tenga, por tanto, que recibir tres cuartas partes de aportes voluntarios es una enorme debilidad».

De los 6.830 millones de dólares presupuestados para 2024-25, los estados miembros contribuirán con 1.150 millones a través de sus cuotas de membresía y otros 5.690 millones provendrán de «contribuciones voluntarias» de estados miembros y otros contribuyentes.

No está de más saber que en el actual presupuesto, la OMS gastó el doble en salarios ($1.164 millones) que en suministros y materiales médicos ($551 millones) en 2022. ¿No rechina algo en esta ecuación?

Sólo el 13% del gasto se ha destinado a suministros y materiales médicos, contra el 30% que se ha destinado a salarios (a un promedio de $120.000 por empleado). ¿No sigue sonando fatal?

El lanzamiento de nuevas iniciativas de recaudación de fondos.

Y para que se pueda quitar algún velo o legaña que impida ver con claridad el negocio que hay detrás de esta asociación globalista, decir que la Asamblea Mundial de la Salud ha aprobado un mecanismo de reposición, quedando planificadas varias rondas de inversión a partir de 2024.

Para que esta oportunidad sea atractiva para los inversores, la OMS dijo que hay un «retorno de $35 por cada $1 invertido en la OMS». ¿Es o no es la OMS un negocio oneroso super rentable?

Advertencias sobre una futura pandemia o una nueva «Enfermedad X» mortal.

Siguen con la canción de «la tarara». El señor Tedros ya ha dejado claro en diversos momentos que el hecho de desactivar la situación de emergencia sanitaria mundial por la covid no contemplaba bajar la guardia ante la posibilidad de nuevas variantes y nuevos brotes y muertes.

Ahora, dándole visos de realidad a una o más futuras pandemias, ya hasta le han puesto un nombre. ¡¡Esto es algo antológico!! Pues sí. La han llamado «Enfermedad X», una enfermedad que actualmente se desconoce o no existe, con el potencial de ser devastadora para la humanidad.

Y aunque desconozcamos de qué va a ir… tenemos que prepararnos sin pausa. Y es que existen personas que viven de ello. Por ejemplo, la Coalición para la Preparación de Epidemias. Un nombre sugerente, ¿no? Y precisamente de las neuronas de uno de los miembros de esta coalición, el Dr. Richard Hatchett, surgió en 2018 dicho nombre de «Enfermedad X». Debe ser una muy buena idea puesto que ya está incluida como «enfermedad prioritaria» en la lista de la OMS.

Una nueva colaboración entre la OMS y la Fundación Rockefeller para promover nuevas vacunas.

Esta nueva asociación va a servir «para fortalecer el Centro de Inteligencia de Pandemias y Epidemias de la OMS». La finalidad de esta inversión de 5 millones de dólares va a ser «impulsar la colaboración global en la vigilancia genómica, la adopción de herramientas de datos para la detección de patógenos y la evaluación de amenazas de brotes agravados por el clima».

Ya están de nuevo con la mandanga del cambio climático. Ya se están moviendo los hilos en las naciones para comerle el tarro a los médicos y, finalmente, a la población sobre la necesidad de mirar al cambio climático como generador de muerte y desolación en lugar de adonde habría que mirar: a las políticas nefastas de las corporaciones mundiales en el manejo de la especulación de los alimentos y el agua (Bolsa de Chicago), los oscuros intereses de altas potencias a la hora de fomentar y mantener climas de guerra, con las consiguientes muertes y desolación, etc. etc.

Siguiendo con su paranoia intoxicadora, el Dr. Rajiv Shah, presidente de la Fundación Rockefeller, dijo que «el cambio climático está aumentando tanto el riesgo de otra pandemia mundial como la necesidad de colaborar y compartir datos».

Otra pildorita más. El enviado presidencial especial de EE.UU. sobre el cambio climático, John Kerry, dijo que «la crisis climática está matando gente» y se refirió a ella como una «batalla» en la que «estamos perdiendo muchas más vidas cada año de las que perdimos en el Holocausto y la Segunda Guerra Mundial».

¡¡Cretino!! ¿Quién ha provocado y mantenido, por ejemplo, la matanza de más de 200.000 personas inocentes en Ukrania durante este año pasado de contienda irracional? Y no me vengan a contar el cuento de que ha sido exclusivamente el malévolo señor Putin.

¿Qué podemos hacer con este desbarajuste en el que, sin pretenderlo, está metida toda la población?

Realmente, no tenemos manera de influir en nuestros gobernantes, sean del partido que sean. Todos, absolutamente todos, de forma consciente o sin saberlo, están vendidos a los lobbies globalistas, por lo que lo único que nos queda es la desobediencia civil a cada cosa que se nos quiera imponer «por el artículo 33».

Seamos felices y comamos perdices (es un decir). Mantengamos una vida sana, con hábitos agradables y buenas relaciones sociales. Construyamos vínculos positivos, humanos, con proveedores de servicios básicos en los que confiar. Ayudemos a las personas que luchan por su supervivencia en el sector primario.

Son cosas fáciles de hacer… si ponemos consciencia en ello.

Salud para ti y los tuyos.