OPINIÓN - Venezuela y la nueva estrategia de EE.UU
La decisión de Maduro de confiscar la planta de General Motors fue vista por la Administración Trump como un atentado contra los intereses de las multinacionales estadounidenses, escenario que será aprovechado por el Secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, antiguo Presidente y Consejero Delegado de Exxon Mobil cuando fue nacionalizada en el 2007 por Hugo Chávez, para intentar un golpe de mano contra Maduro. Exxon Mobil formaría parte de la Cuarta Rama del Gobierno de EEUU, verdadero Poder en la sombra que toma las decisiones en política exterior y a instancias de Tillerson, la revolución chavista ya fue declarada "enemiga peligrosa de EE.UU". Además, el acuerdo chino-venezolano por el que la empresa petro-química estatal china Sinopec invertirá 14.000 millones de dólares para lograr una producción diaria de petróleo en 200.000 barriles diarios de crudo en la Faja Petrolífera del Orinoco, (considerado el yacimiento petrolero más abundante del mundo), sería un misil en la línea de flotación de la geopolítica global de EEUU (cuyo objetivo inequívoco sería secar las fuentes energéticas de China). Tillerson afirmó que "Estamos evaluando nuestras opciones políticas, revisando lo que podemos hacer para crear un cambio de condiciones a partir de las cuales, Maduro decida que que no tiene futuro y decida dejar el Poder por su propia cuenta o que podamos regresar los procesos constitucionales a su Constitución", toda una declaración de intenciones que se plasmó en la implementación de sanciones contra Venezuela de los países que lo circundan para convertirla en "territorio asediado y presto para ser fagocitado".
Tras una sistemática e intensa campaña desestabilizadora basada en el desabastecimiento selectivos de artículos de primera necesidad, la obscena especulación, la amplificación en los medios de la creciente inseguridad ciudadana, la toma de las calles por la oposición y la aplicación de sanciones al crudo venezolano para provocar el default o cese de pagos y tras el fiasco de Guaidó, estaríamos asistiendo a un cambio en la estrategia norteamericana respecto a Venezuela. Así, EEUU persigue la formación de un Gobierno de Transición integrado por figuras de consenso tanto de la oposición como del chavismo que deberá preparar unas nuevas Elecciones Presidenciales para el 2022 y en las que podría de nuevo presentarse Maduro como candidato, tarea para lo que se antoja imprescindible la participación de Cuba.
GERMÁN GORRAIZ LÓPEZ -Analista político