OPINIÓN - Un año de pandemia
Al comienzo de la pandemia no eran más que meras especulaciones sobre que sería un tipo de gripe, pero no se sabía cómo surgió exactamente, ni porque se había producido. No había nada claro, solo que había comenzado en Wuhan en China.
Al principio, todo era un despropósito. Decían que las mascarillas no eran necesarias ni obligatorias, por tanto, y era cuando más de verdad se necesitaban.
Cada vez había más muertos y muchísimos contagiados. Pensábamos en un principio que no llegaría a nosotros, pero fue inundando a todos los países del mundo. Faltaban respiradores, no había EPIS y estábamos completamente en pañales y encima teníamos que depender de otros países, porque no teníamos la suficiente infraestructura para producir mascarillas y respiradores.
Se murieron muchos pensionistas que tenía España. Fue la parte de la población que, en un principio, fue más afectada sobre todo en las residencias.
Debido a la pandemia que, a día de hoy seguimos padeciendo, se ha podido comprobar que nuestra Sanidad no es la mejor del mundo. Se necesitan más medios, más personal sanitario de todo tipo. Lo mismo médicos que enfermeras, ya que estamos bajo mínimos, pero todo esto no es de ahora, ya viene de hace muchos años con tantos recortes y tanto caos. Animando a la gente para que hiciera seguros privados. Mientras, se dejaba a la Sanidad española, lo que es la Seguridad Social, en pleno desastre y me refiero a la pública.
En el momento crítico en esta pandemia se llegó a tales extremos que solo se atendía prácticamente a casos de COVID y personas con cáncer y otras enfermedades graves quedaban en espera y postergadas por la saturación.
No había suficientes medios y personal sanitario para atender todas las necesidades causadas por otras patologías. Sin dejar de mencionar a pacientes que, por tener una edad avanzada y no disponer de suficientes respiradores, se les dejaba simplemente morir.
Los ambulatorios dejaron de atender presencialmente a todo tipo de pacientes. Solo se podía por medio de una simple llamada telefónica. Pero hay cosas que hay que verlas o no se puede diagnosticar correctamente.
A estas alturas de la pandemia es incomprensible que haya reuniones de cantidad de personas en cualquier sitio de cualquier ciudad y a cualquier hora, sin respetar absolutamente nada. Pero es mucho peor todavía que las personas que están gobernando el país prioricen más la economía que la salud de las personas. Eso es injusto, ya que la vida no se puede recuperar y la economía sí. Puesto que las grandes corporaciones capitalistas dependen de las personas y no funcionan en el vacío y de modo abstracto, y el consumo requiere gasto económico que es realizado por sujetos libres. La deuda puede esperar y centenares o miles de millones de ciudadanos no. Con una población diezmada o masacrada por el coronavirus la economía deja de tener sentido y pierde todo su valor.
Todos nuestros sanitarios han dado el do de pecho. Han sido el colectivo más importante en toda esta pandemia. Y ante la magnitud del desastre nos encontramos que, al año justo de comenzar todo, empezamos a tener vacunas, pero ¿a qué precio?
Alguna no está suficientemente investigada y contrastada y está produciendo muertes, según parece, y diversas dolencias como trombosis, etcétera. Sin embargo, dicen que son mayores los beneficios que los riesgos, pero no se dan cuenta que en relación con los beneficios se están refiriendo a la pérdida de vida de personas y no se puede correr tanto, cuando está en juego la vida de las personas.
La EMA indica que no puede descartarse una relación entre la vacuna AstraZeneca y los casos de trombosis detectados. Cooke dice que la vacuna podría estar asociada con algún caso muy inusual de trombo asociado con la trombocitopenia. Pero se afirma que es segura y eficaz y que son mayores los beneficios que los riesgos.
En España hasta el próximo miércoles 24 de marzo no se volverá a vacunar con la citada vacuna. Se valorarán los riesgos asociados en ciertos casos en relación con su administración.
Algo muy importante que está pasando a consecuencia de la pandemia es la cantidad de depresiones y problemas de salud mental y de suicidios de personas que no se está comunicando a la sociedad suficientemente. Es un tema muy a tener en cuenta a estas alturas, ya que no hay suficientes psicólogos ni psiquiatras para atender la cantidad tan enorme de personas que están en situaciones muy críticas.
También es cierto que se toman millones de comprimidos de paracetamol en el mundo cada día y no hay casos de muertes que se sepa por tomar este medicamento. En cambio, por tomar la píldora anticonceptiva sí. En proporción, los problemas son menores que con la vacuna AstraZeneca.
José Manuel López García