LOS DINEROS DEL FÚTBOL
Una vez finalizada la Supercopa organizada por la RFEF, cabe hacer una reflexión sobre todo lo acontecido alrededor de esta competición, que tras obtener un éxito económico indudable para sus participantes, en el plano social creo que el fracaso ha sido rotundo. A este respecto no puedo sino recordar que tanto la televisión pública como los dos principales grupos televisivos se negaron a participar en la subasta de los derechos televisivos, o que alguna jugadora internacional mostró su total desacuerdo desde el primer momento.
Ahora, el presidente de la RFEF ha reconocido en una cadena radiofónica algo que todos suponíamos: “Hemos venido aquí por negocio”, dejando de lado los radicales cambios sociales que este campeonato iba a suponer en el país anfitrión.
Eso sí, el potente aparato propagandístico federativo se encargó de difundir algunas patéticas imágenes en las que se pretendía dar a entender que el gran mérito del presidente federativo había sido que las mujeres pudieran acudir al estadio.
A raíz de todo esto, una periodista deportiva de nuestra comunidad ha publicado recientemente un lúcido y esclarecedor artículo en el que analizaba lo ocurrido en esta competición, algo digno de agradecer en unos tiempos en que la propaganda pura y dura trata de acallar cualquier análisis medianamente razonable.
Puede ser entendible que la enorme estructura federativa precise de unos cada vez mayores ingresos que permita mantenerla. Como muestra se puede señalar que, según se ha publicado recientemente y no ha asido desmentido, de los 182 trabajadores existentes en la RFEF en 2017 se ha pasado a 225 en 2018 y las remuneraciones percibidas por el personal de alta dirección han pasado de 1.019.977 a 1.854.779 euros. O que en el presupuesto de de 2020 el capítulo de “profesionales independientes” haya subido de 17.942.025 a 21.010.365 euros. Pero de ahí a pretender que cualquier medio de generar ingresos es lícito, media un abismo, ya que podrían propiciarse muchas situaciones indeseables.
Se dirá que parte del dinero generado en esta Supercopa revertirá en ayudas a los clubes modestos y al fútbol femenino, con los correspondientes actos públicos propagandísticos de entrega de ayudas, aunque si analizamos las cifras resulta difícil adivinar cuáles van a ser las cantidades sobrantes de los clubes, pues si en el contrato se recogen 40 millones y visto lo que van a percibir los clubes, ¿qué queda para repartir? Porque los patrocinios, la venta de entradas y los derechos televisivos no parece que hayan sido especialmente fructíferos.
Y todo ello siendo muy conscientes de que el abandono económico del fútbol modesto es preocupante, con cada vez mayores dificultades para poder hacer frente a sus presupuestos y con dificultades de todo tipo para mantenerse en las distintas competiciones.
También resulta sorprendente que el responsable del fútbol femenino de la Federación Española de Fútbol, a la sazón presidente de la federación navarra, no haya dicho ni media palabra sobre este controvertido asunto, cuando su responsabilidad creo que así lo requería.
Francisco Javier Lorente Pérez