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Beloso: La necesidad de dejar de pelear y tomarse en serio la gestión ambiental

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Beloso: La necesidad de dejar de pelear y tomarse en serio la gestión ambiental

En un mundo donde el cambio climático y la degradación ambiental representan algunas de las mayores amenazas para nuestra supervivencia y bienestar, la gestión y protección del medio ambiente deberían estar por encima de las disputas partidistas. Sin embargo, con demasiada frecuencia, estos temas cruciales se ven ensombrecidos por el juego político, donde se anteponen los intereses de partido a los intereses del planeta y sus habitantes.

El medio ambiente es algo que compartimos todos, sin importar nuestras ideologías o banderas políticas. Cuando se trata de proteger nuestros recursos naturales, el aire que respiramos y la biodiversidad que mantiene viva a la Tierra, todos deberíamos estar remando en la misma dirección, independientemente de nuestras afiliaciones políticas.

Lamentablemente, a menudo vemos cómo proyectos de ley importantes, iniciativas de conservación y políticas públicas se convierten en armas en el campo de batalla político. Esto no solo desvirtúa el propósito de estas iniciativas, sino que también lleva a decisiones pésimas que afectan la efectividad de las medidas de protección ambiental.

Un caso reciente que destaca la problemática de la politización de los esfuerzos ambientales es la tala y replantación de árboles en la cuesta de Beloso, en Pamplona. Este proyecto, que incluía la creación de un nuevo carril bici y corredor peatonal, ha sido llevado a cabo de manera que ha provocado una fuerte reacción pública y política. Según informes, 102 árboles fueron talados bajo la justificación de que estaban en estado "decadente", mientras que otros 17 fueron replantados en otro lugar.

La decisión de realizar la tala "con nocturnidad y premeditación" y un domingo por la noche, aparentemente para evitar protestas ciudadanas, fue muy criticada de manera general. UPN, partido regionalista, acusa al grupo político en el poder, EH Bildu, de manejar el proyecto de manera que solo beneficiaba sus intereses políticos, ignorando alternativas más sostenibles y menos destructivas propuestas por otros partidos.

Sin embargo, Bildu asegura que es una herencia que les ha venido de los regionalistas tras la moción de censura.

Esta situación muestra cómo un proyecto que podría ser bueno para el medio ambiente y la comunidad puede arruinarse por las disputas políticas, resultando en decisiones que no benefician ni al medio ambiente ni a la sociedad.

El caso de Beloso nos recuerda lo importante que es dejar de politizar la gestión ambiental. Debemos esforzarnos por tomar decisiones basadas en el bien común y la sostenibilidad, más allá de las diferencias partidistas. Parece que la cooperación y el compromiso real con el medio ambiente, son solo estrategias con las que ganar votos.  

Los temas ambientales, como la gestión de espacios verdes urbanos y la creación de infraestructuras sostenibles, no deben ser excusas para conflictos políticos, sino oportunidades para demostrar un verdadero compromiso con el bienestar colectivo y la responsabilidad ecológica. La unidad y el respeto mutuo en la gestión de estos temas son esenciales para avanzar hacia un futuro sostenible.

La unidad y el respeto mutuo en la gestión de estos temas y de otros muchos, son esenciales para avanzar hacia un futuro sostenible.. Y este respeto no es solo entre políticos, sino hacia toda la población que representan. Los políticos no deben olvidar ni por un segundo, que ocupan sus cargos gracias a los votos de los ciudadanos y ciudadanas, que confiaron en ellos.

Es inaceptable que una vez en el poder se dediquen a pelear por intereses partidistas y personales, olvidándose de que están ahí para servir al bien común. Su deber es trabajar por el bienestar de la sociedad y no por las ambiciones de su partido.

La ciudadanía está cansada de ver cómo los políticos se llenan la boca con promesas de cambio y luego, una vez en el poder, se enzarzan en disputas internas que no llevan a ninguna parte. Las decisiones que toman no pueden seguir siendo dictadas por el miedo a perder votos o por el deseo de complacer a unos pocos. Es hora de que los políticos se tomen en serio su responsabilidad con el pueblo y recuerden para quién trabajan, para la ciudadanía, y no para sus propios intereses ni los de sus partidos.

Cuando se tratan de cuestiones tan importantes que nos afectan a todos y a todas, no hay lugar para el egoísmo ni las agendas ocultas. Los ciudadanos merecen representantes que actúen con integridad, responsabilidad y una verdadera vocación de servicio público. La gestión ambiental debe ser un terreno de consenso y colaboración, no un campo de batalla político.

La única manera de avanzar hacia un futuro sostenible es dejando de lado las rencillas partidistas y trabajando juntos por el bien de todos.

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