NO ES EXTRAÑO
No es extraño que miremos para otro lado; más de 1000 migrantes perdieron la vida en la ruta esperanzadora del mediterráneo durante el 2020,esto, nos preocupa menos que la reapertura de las terrazas a bajo cero.
No es extraño que organizáramos las reuniones familiares en Navidades ; se había previsto que, tras las Fiestas -hoy paga/nas- hubieran rebrotes de contagio por Covid de niveles catastróficos. Mientras tanto, las grandes superficies animaban a la compra de manjares, al adorno de los abetos y a adquirir absurdeces innecesarias a contrarreloj, para ese Olentzero y esos Reyes, que probablemente, se contagiaron también del maldito bicho.
No es extraño que reclamemos cuentas; cuentas que ya fueron pagadas con creces; que perecieron por desgaste en esas facturas de envoltorio color rosa maldito, hoy ennegrecidas por agotamiento.
No es extraño que volvamos a jugar con números; entre las reuniones de 6, 8 ó 10 personas; que miremos a lo irreal, cuando lo real está presidiendo aquella mesa/ataúd mirando con amor a los hijos y a los hijos de estos; tanto vale ese brebaje? Tanto el manjar? Tanto la hipocresía? Tanto da... qué más da.
No es extraño que lloremos tras la torpeza; cientos de idiotas -por no hablar del número real- se atropellan por las calles; esperan turno para sentarse en las terrazas, ocupadas por más idiotas congelados, algunos en el autoengaño, de manga corta, para seguir despistando; por la tarde visita a la madre, en tropel, para alegrarla, quizás por última vez.
No es extraño querer tanto a mi perro; que palpita desde el amor, la lealtad, y, el conformismo: el justo, el real; mi perro se acostumbró a las mascarillas, sin hacerse más preguntas, si, mi perro asume y se adapta a las normas, no se despista ni se une al baile de los idiotas.
No es extraño quererte; a pesar de las zancadillas; en el tiempo de pandemia, decido quererte, por no bailar con los idiotas; por intuir la sonrisa tras el tapabocas; por no preguntar y por preguntar cuando toca; por leer en mi mirada;
Nada es extraño, porque el concepto se ha hecho viral; la extrañeza dirige el baile de los idiotas y a mí, se me mueven ya los pies involuntarios, inevitablemente, aumentando así la cifra de tantos imbéciles.
Marta Salas