A QUÉ HUELEN LAS NUBES?

MARTA SALAS
LUNES CRÍTICO

Que yo sepa a nada, salvo cuando anuncian una tremenda tormenta y se acompañan de un fuerte aire y, dependiendo, siempre, de si usted se encuentra en el campo, en el mar o en una ciudad afectada por una tremenda polución.

- "Hola! Soy tu menstruación"

Esa señora con cara de pocos amigos que se acercaba a una niña en un instituto, resulta que era la regla. La niña, muy alegre, acudía a su casillero y llena de gozo y felicidad agarraba un paquete de "Evax" finas y seguras (como ella) y saludaba a la Rottenmeier mientras se iba al servicio animada a ponerse la mágica compresa.

- "no pasa nada"

Así le decía una insoportable  y dichosa niña a su hermana mayor, que no conocía la existencia de los tampones -que no pasaba nada- mientras le lanzaba al aire allá por los 90 un artilugio de aplicador de cartón (esos que, en tantas ocasiones, se abrían al introducirlos y se clavaban sin ninguna delicadeza en las paredes vaginales, provocando una desagradable y dolorosa sensación, o cuando, sabe Dios por qué, no funcionaba el cierre del aplicador y al tirar hacia fuera, salía todo impregnado de Rottenmeier y olor a nubes, y tenías que volver al intento con un nuevo regalo que prometía de nuevo que nada pasaría).

- "Yo Tampax, tú Chita"

De aquel anuncio prefiero no comentar nada, no por pereza, si no porque mi capacidad intelectual nunca me permitió comprenderlo, una asignatura que siempre quedará pendiente. Me consta que Chita tampoco lo entendió.

- ponerse una compresa, el arranque de un día redondo

Así protagonizaba Rossy de Palma, en una edad supuestamente menopáusica, un disparatado anuncio más propio de una escena loca y colorida de peli de Almodóvar, hasta les tocaba en suerte un viaje a China, con una amiga igualmente loca y colorida. Todo eran golpes de suerte en los días maravillosos en que tenían la regla y usaban las finísimas compresas que las hacían sentirse especiales y muy afortunadas.

- Ni la peor de las menstruaciones nos para

Tres espectaculares modelos bailaban al ritmo de funky, bollywood, flamenco o ballet, lo que les echaran,  vaya. Qué bien se movían  con la regla. Una infeliz deseaba la visita mensual para ponerse a contonear el cuerpo de aquella extraordinaria forma. Era increíble.. no se podía creer.

- Las acróbatas también menstrúan, incluso la compresa absorbe boca abajo

Es que la regla también te permitía hacer piruetas imposibles, montar a caballo, jugar al golf... todas deseábamos tener la regla, que habitara en nosotras eternamente. Ay! la fabulosa regla! Cuántas promesas! Qué planazos nos proporcionaba!

Qué bonita la aventura de ser mujer. Todo es alegría, color, belleza, buena suerte, carcajadas, fortuna. Cuánta manipulación, desfachatez, barbaridades libres de penas de cárcel. Curiosamente, los artífices de tantos anuncios basura eran hombres, que desconocían la sensación de las dichosas menstruaciones. Otro día tocará la menopausia, los escapes de pipí (que también eran un descojono con la Concha Velasco).