LUNES CRÍTICO
A ESCASOS
08 de febrero de 2021 (12:02 h.)
María alivia el dolor de pies de su vecina de 83 años, ante la mirada leal y limpia de Rita, su podenca, que también padece artrosis. A escaso espacio y mismo tiempo, numerosas chavalas hacen cola en un local que promete diversión y música en directo.
Miki prepara café, Miren espera en el salón, liando ya un canuto de marihuana. La tarde es larga, despreocupada y emocionante. A escaso espacio y mismo tiempo unos adolescentes hacen botellón en unos jardines, igualmente despreocupados y faltos de conciencia. También su tarde es larga, menos emocionante.
Charo y dos de sus hijas juegan al chinchón. Mascarillas en boca y nariz y la predisposición de disfrutar y reír, dando -con descaro- la espalda al momento de incredulidad, a la tomadura de pelo acojonante y a todo lo que provoca miedo más allá del hogar materno. A escasos metros y en el mismo tiempo, dos novios se comen la boca -sin protección pero protegidos- , contra la pared del supermercado del barrio.
Julia estudia encerrada en su cuarto, en su mundo. Imagina un futuro mejor, malhumorada y nerviosa por la larga duración del tiempo de exámenes. Es constante, en los estudios y en su queja. A escasa distancia, el hospital público ingresa de urgencia a Inocente, con síntomas de hipotermia y un futuro negro, aunque él se empeñe en pintarlo de rosa, bienhumorado siempre.
Javier enciende la televisión, es su quehacer en el tiempo de ocio, así pasa las horas de tiempo libre, así las mata y las pierde, de modo inconsciente. A escasas cuadras, repletas de vidas, dos hacen el amor, entre risas y complicidad, sumando vida al tiempo de ocio, que es tiempo de amor.
Helena prepara la nochevieja con ilusión. Cocina con mimo para su hermana y sus hijas, también para los suyos. En su mente no cabe lugar para el toque de queda, sólo para llenar de buen rollo el tiempo de compartir, compartir generosamente los buenos sentimientos. Preparará una alarma que indique el tiempo de retirada. A escasa distancia, Pilar toma su último aliento, sola, aunque rodeada de batas blancas, un blanco que luce incongruentemente el miedo a lo desconocido, la entrada inevitable al túnel negro. El negro casa mejor con el adiós.
Me preparo café, cerca o lejos, según se mire, sé que duermes. A escaso tiempo y lugar, estaré allí, contigo.
Miki prepara café, Miren espera en el salón, liando ya un canuto de marihuana. La tarde es larga, despreocupada y emocionante. A escaso espacio y mismo tiempo unos adolescentes hacen botellón en unos jardines, igualmente despreocupados y faltos de conciencia. También su tarde es larga, menos emocionante.
Charo y dos de sus hijas juegan al chinchón. Mascarillas en boca y nariz y la predisposición de disfrutar y reír, dando -con descaro- la espalda al momento de incredulidad, a la tomadura de pelo acojonante y a todo lo que provoca miedo más allá del hogar materno. A escasos metros y en el mismo tiempo, dos novios se comen la boca -sin protección pero protegidos- , contra la pared del supermercado del barrio.
Julia estudia encerrada en su cuarto, en su mundo. Imagina un futuro mejor, malhumorada y nerviosa por la larga duración del tiempo de exámenes. Es constante, en los estudios y en su queja. A escasa distancia, el hospital público ingresa de urgencia a Inocente, con síntomas de hipotermia y un futuro negro, aunque él se empeñe en pintarlo de rosa, bienhumorado siempre.
Javier enciende la televisión, es su quehacer en el tiempo de ocio, así pasa las horas de tiempo libre, así las mata y las pierde, de modo inconsciente. A escasas cuadras, repletas de vidas, dos hacen el amor, entre risas y complicidad, sumando vida al tiempo de ocio, que es tiempo de amor.
Helena prepara la nochevieja con ilusión. Cocina con mimo para su hermana y sus hijas, también para los suyos. En su mente no cabe lugar para el toque de queda, sólo para llenar de buen rollo el tiempo de compartir, compartir generosamente los buenos sentimientos. Preparará una alarma que indique el tiempo de retirada. A escasa distancia, Pilar toma su último aliento, sola, aunque rodeada de batas blancas, un blanco que luce incongruentemente el miedo a lo desconocido, la entrada inevitable al túnel negro. El negro casa mejor con el adiós.
Me preparo café, cerca o lejos, según se mire, sé que duermes. A escaso tiempo y lugar, estaré allí, contigo.