Riñones
No me gusta la gente que riñe.
Atravesamos esta época loca de pandemia en que demasiada gente se ha puesto el disfraz de policía. Me asusta.
Porque sí, hay razones de sobra para poner el grito en el cielo por determinadas actitudes, pero me asusta la gente que riñe.
La gente que riñe tiene que ser ejemplar y dentro de la ejemplaridad no entra la palabra reñir.
Hubo tiempos negros, muchísimos en el pasado del hombre, en que la sociedad estaba plagada de delatores, de gente oculta tras visillos escrutando al impío, al impuro, al malo, al gamberro.
¡A la hoguera con ellos!
A mí me gusta la gente ejemplar de veras. La que explica con el ejemplo, la que busca vías intermedias, la que enseña con la palabra y la actitud.
El mundo está repleto de gente impresentable, sí.
Pero ¿a cuánta de esa gente impresentable no se le estuvo riñendo sin parar?
Autor de 'Nunca sabrás quién fui