Instrucciones
El uso que hacemos de las nuevas tecnologías viene a definirnos como humanos y los límites que nos antepongamos ante tamaña avalancha de posibilidades que nos rodea nos colocará en la sociedad en una determinada posición.
Los smartphones y las redes sociales han sido, a fin de cuentas, creados por el ser humano, y a éste corresponde el ir encauzando su utilización, para así orientar al fabricante, al diseñador, al político y al legislador en función de cómo se gestionen los excesos.
No vienen a ser más que potenciadores de las cualidades de cada individuo. El narcisista no para de autopublicitarse con fotos en poses forzadas, el asocial comenta todo con ánimo destructivo, el voyeur se pasa las horas en silencio pantalla arriba, pantalla abajo, el gamberro no se cansa de publicar chistes subidos de tono o vídeos de batacazos siderales, el romántico no deja de cantar su amor a los cuatro vientos, el inseguro pasará los días contando cuántos 'me gusta' tienen cada una de sus publicaciones y en medio de todos ellos estamos los demás, cada uno con sus paranoias y sus intereses.
Yo soy partidario de la propia imposición personal de límites: no sacar el móvil durante una cena, no abusar del envío de whatsapps, no revisar los emails cada dos minutos, tratar de salir de vez en cuando a la calle sin móvil, hacer por leer con cierta frecuencia en papel, no compartir información susceptible de molestar a gente cercana, evitar la crítica personal...
Las nuevas tecnologías de la comunicación conforman una herramienta potentísima que está apenas naciendo, pero sin manual de instrucciones. Será el ser humano quien decida, con su uso, hacia dónde nos pueden llevar, aunque presiento que no muy lejos de las miserias y grandezas ya conocidas de las sociedades de siempre.
Autor de 'Nunca sabrás quién fui