Huracán
Hay veces en la vida de uno en que hay que saber encontrar el momento para decir lo importante que es para nosotros la persona amada.
Recuerdo una película de Primera Sesión, cuando sólo había dos cadenas y nos quedábamos en el salón viendo la que emitían los sábados después de comer. No le sé poner el nombre al largometraje.
Lo recuerdo en blanco y negro. En una de las escenas finales, con un pequeño barco ingobernable en medio de un gran huracán, la mujer se acerca a su marido, desesperado por controlar la nave, y le pide que le diga que la quiere. El marido, agresivo, la aparta.
—No es momento para eso.
Mi padre, desde el sofá, gritó en alto:
—Si no se lo dices ahora, ¡cuándo se lo vas a decir!
El barco se hundía y yo tuve que agarrarme a un cojín.
El 99,99% de las veces no hay ningún barco hundiéndose, pero sí señales que hacen recomendable ofrecer un gesto de amor.
Necesidades que no entienden de amores consolidados o cogidos con alfileres. Se necesitarán con mayor o menor frecuencia, pero las muestras de amor hay que darlas, de forma directa, mirando a los ojos y acariciando.
"Te quiero".
Porque sí.