Fundación Caja Navarra presenta su Memoria 2020, una recopilación de actividades y datos de un año que pasará a la historia y en el que la Fundación consolidó su papel de agente en diversos ámbitos de la sociedad navarra a través de la premisa de poner en el centro de sus actuaciones a la persona y su salud.

El pasado año, exigente para toda la sociedad, requirió también de Fundación Caja Navarra un esfuerzo importante para adaptar tanto sus proyectos propios como las diferentes convocatorias de ayudas de modo que el impacto en las personas fuera lo menos negativo posible en este contexto de pandemia. En suma, destinó 8.9 millones de euros para liderar o apoyar más de 200 proyectos propios en colaboración.

A pesar de afrontar situaciones desconocidas, Fundación Caja Navarra tomó como referencia sus valores ya conocidos como guía. La escucha activa, la innovación, la transparencia, la capacidad de adaptación y de trabajar en red ya estaban presentes en el Plan Estratégico de la entidad.

En la presentación, el presidente de Fundación Caja Navarra, Javier Miranda, subrayaba que  “el pasado 2020 fue un momento en el que la Fundación se consolidó como un agente social, cultural y educativo a través de sus proyectos propios y la manera de relacionarse con otras entidades de estos ámbitos. Ha abandonado el rol de financiador de proyectos a formar parte de ellos y ser un motor de cambio dentro de cada uno de los sectores en los que se implica”.

La manera de actuar durante esta crisis global era destacada por el director general de Fundación Caja Navarra, Javier Fernández, “el confinamiento que se vivió en los meses de marzo y abril de 2020 no generó inacción, sino un proceso de escucha activa entre los diferentes colectivos con los que trabaja la Fundación. Así, tras esa labor, se pudieron tomar decisiones acordes a las necesidades que se fueron detectando en la sociedad en los diferentes momentos”.

De este modo, inicialmente, las puertas de CIVICAN, el centro Río Irati, los centros de mayores o Isterria fueron cerradas, aunque con el paso de las semanas retomaron su actividad adaptándose a las necesidades de las personas usuarias y a la normativa sanitaria. A su vez, las diferentes convocatorias de ayudas flexibilizaron sus criterios de justificación y modificaron sus bases para atender la situación que vivían sectores como el social o cultural.

Las diferentes medidas derivadas del Plan Estratégico se han adaptado a la nueva situación, pero han seguido adelante. Es el caso de los programas Avanzando-Aurrera, el de Prevención de Juegos de Azar entre la Juventud, los Premios de Poesía Joven, el proyecto de Viviendas de Alquiler Social, el Fondo de Crisis Olvidadas o la Cátedra Aprender-Ikasi Fundación Caja Navarra.

Así mismo, la complicada situación económica global también afectó a la Fundación, con una importante bajada en los ingresos presupuestados tanto por vía financiera como de actividad. Bien es cierto que la suspensión de parte de la actividad también supuso una reducción similar en el apartado de los gastos.

Sin embargo, en ningún momento se puso sobre la mesa la opción de tomar medidas que afectaran a la plantilla y, con su colaboración, se buscó el menor impacto posible entre las personas, empresas y entidades que trabajan con Fundación Caja Navarra.

Así mismo, como consecuencia de la no renovación del pacto de accionistas con el

grupo Caixa, vigente hasta agosto de 2020, el año 2021 también será un momento de cambios, tanto en el aspecto jurídico de la Fundación como con un nuevo acuerdo en la alianza con Fundación “la Caixa” para desarrollar conjuntamente proyectos específicos.