El debate sobre el futuro del TAV y la resistencia en Navarra
En una jornada reciente en la Universidad Pública de Navarra, expertos debatieron sobre los desafíos inherentes al modelo de transporte de alta velocidad en España, destacando la falta de alternativas viables y los riesgos asociados. Así Pablo Lorente, portavoz de Sustrai Erakuntza manifestó que se deberían buscar soluciones más sostenibles y eficientes para el futuro del transporte.
El evento, organizado por la plataforma Iza-Gulina Bizirik, se inauguró con las palabras de Berta Miranda, directora general de Transportes del Gobierno de Navarra, y Carlos María Juárez, director del sector ferroviario del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible.
Las presentaciones, que tuvieron una duración de treinta minutos cada una, fueron realizadas por Juan Carlos Valerio, doctor en Arquitectura con experiencia en proyectos de alta velocidad en ciudades como Valencia, Madrid, Valladolid y Portugal; Pablo Lorente, portavoz de Sustrai Erakuntza; y Álvaro Miranda, portavoz de Institución Futuro y exconsejero del Gobierno de Navarra.
En un momento crucial para el transporte en Navarra, la propuesta revisada del Tren Público y Social (TPS) emerge como una alternativa sostenible y democrática frente al controvertido modelo de Alta Velocidad (TAV/TAP). Presentada por Sustrai Erakuntza, la propuesta de TPS busca realinear las prioridades ferroviarias en la región, enfocándose en la eficiencia, accesibilidad y sostenibilidad. Abogando por la recuperación de infraestructuras existentes y la mejora de servicios que conecten a más ciudadanos, esta propuesta plantea una visión inclusiva que desafía el actual enfoque de inversión en la Alta Velocidad, criticado por su alto costo económico y bajo retorno social." Una alternativa más enfocada en el bienestar social y la sostenibilidad ambiental.
En la actualidad, el desarrollo del Tren de Alta Velocidad (TAV) en Navarra se encuentra en el centro de un debate complejo y polarizado. Las críticas al TAV no solo se centran en su alto costo, sino también en las implicancias sociales, ambientales y territoriales que conlleva su implementación.
Examinamos las principales justificaciones de quienes se oponen a este modelo de transporte:
Uno de los argumentos más fuertes contra el TAV en Navarra es su viabilidad económica. Los críticos argumentan que la inversión requerida para el desarrollo del TAV es desproporcionada en comparación con los beneficios tangibles que puede ofrecer. Según estudios realizados por la fundación Sustrai Erakuntza, por cada euro invertido en mejorar y mantener las vías existentes, se han derrochado 60 euros en trenes de altas prestaciones. Este desbalance sugiere una asignación ineficiente de recursos públicos que podría dirigirse hacia mejoras en la infraestructura existente o hacia otros servicios esenciales como sanidad y educación.
El impacto ambiental del TAV también es una preocupación significativa. Los opositores del proyecto destacan que la construcción de nuevas líneas de alta velocidad implica no solo una gran inversión energética, sino también la alteración de paisajes naturales y la posible afectación a la biodiversidad local. Además, la infraestructura necesaria para el TAV a menudo requiere la creación de grandes trincheras, viaductos y túneles, lo que aumenta su huella ecológica. En un mundo cada vez más consciente de la crisis climática, el TAV parece ir en contravía de los principios de sostenibilidad.
Desde una perspectiva socio-territorial, el TAV es visto por muchos como un proyecto que favorece desproporcionadamente a las élites económicas y urbanas, en detrimento de las comunidades rurales y menos desarrolladas. La infraestructura del TAV podría, paradójicamente, aumentar la desconexión entre regiones al centralizar los servicios en grandes nodos urbanos, dejando a áreas menos pobladas sin servicios ferroviarios adecuados. Esto podría agudizar las desigualdades regionales, contrariando los objetivos de cohesión territorial que cualquier proyecto de esta magnitud debería procurar.
Sustrai Erakuntza, cuestiona la justificación del proyecto basándose en las necesidades reales de movilidad de la población de Navarra. Argumentan que la demanda por servicios de alta velocidad no justifica el gasto, especialmente cuando existen alternativas menos costosas y más sostenibles que podrían ser mejoradas y adaptadas para satisfacer las necesidades de transporte regional de manera más eficaz y con menor impacto ambiental y social.
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