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EL CORONAVIRUS Y LA CONSPIRACIÓN (1)

Silvano Baztán Guindo
SILVANO BAZTÁN G.
EL CORONAVIRUS Y LA CONSPIRACIÓN (1)

EL CORONAVIRUS Y LA CONSPIRACIÓN (1)

Voy a continuar (y cerrar) lo que dejé abierto hace unos días: un tema que mantiene interrogantes abiertos sobre algunos factores que han coincidido con la aparición y distribución pandémica de un nuevo miembro de la numerosa familia coronavirus.

Una de las cuestiones que me ha “escamado” en este asunto es el anuncio que se ha ido haciendo desde tiempo atrás, previo al desarrollo de esta pandemia, de lo trágico de una pandemia vírica.

Ya Bill Gates, en 2010, tras la experiencia con la famosa gripe A, dejó constancia en su blog sobre la próxima “década de las vacunas”, vacunas que se fabricarán con otros métodos que favorecerán tiempos de fabricación más cortos…

En una presentación en TED-2010, dice textualmente: “el mundo tiene 6.800 millones de personas y está en camino de llegar a los 9.000 millones. Ahora, si hacemos un gran trabajo en nuevas vacunas, cuidados de salud y servicios de salud reproductivos, podríamos reducir esa cifra quizás en 10-15%”.

En una presentación en TED-2015, dice textualmente: “si algo ha de matar a más de 10 millones de personas en las próximas décadas, probablemente será un virus muy infeccioso, más que una guerra. Sin misiles, sólo microbios…” “… Podría ser un virus con el que los transmisores no se sientan mal y puedan viajar en avión o ir al mercado. La fuente del virus puede ser una epidemia natural o puede venir de bioterrorismo”.

Noticia del 16 de Noviembre de 2015: Ralph Baric, investigador de enfermedades infecciosas de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, publicó un estudio sobre los esfuerzos de su equipo para diseñar un virus con la proteína de superficie del coronavirus SHC014, que se encuentra en murciélagos de herradura en China, y la columna vertebral de uno que causa el síndrome respiratorio agudo severo similar al humano (SARS) en ratones. El virus híbrido podría infectar las células de las vías respiratorias humanas y causar enfermedades en ratones, según los resultados del equipo, que se publicaron en Nature Medicine.

Es reconocido el hecho de que se han constituido líneas de investigación sobre estos virus tan simpáticos que han acongojado a la humanidad en diversos momentos de la historia (viruela, virus de la gripe de 1918, ébola, SARS, MERS…) aunque se puede sacar de la red la información de que en octubre de 2013, el gobierno de los EE. UU. suspendió todos los fondos federales para “estudios de ganancia de función”, con una preocupación particular creciente sobre la gripe, el SARS y el síndrome respiratorio del Medio Oriente (MERS).

De todas formas, ya se sabe que en las primeras potencias del mundo (y a lo mejor también en otras de segundo orden), lo que realmente sucede respecto a los gastos de defensa (incluidos los dedicados a la investigación biológica y tecnológica) no son publicados para que los ciudadanos no tengamos que preocuparnos de lo que pasa en el mundo y los posibles peligros a los que nos podríamos enfrentar. Al final, se lo tendremos que agradecer…

Sigo con la historia.

En octubre  de 2019, se celebró el “Evento 201” en Nueva York, organizado por, además de la Fundación Bill y Melinda Gates, por el Centro Johns Hopkins para la Seguridad en la Salud y el Foro Económico Mundial. Durante este Evento 201 se revisaron simulacros de posibles pandemias de cara a poder solucionarlas de forma global y constataron la crisis económica global que se generaría.

En diciembre de 2019, se destapa el proceso epidémico en Wuhan (China), con la consiguiente campaña de los medios de comunicación destinada diariamente a sembrar el miedo por todo el mundo.

Soy consciente de que desconozco la total realidad de los hechos, pero también sé que en Wuhan coinciden varios elementos de información que no podemos dejar que pasen desapercibidos.

  1. A menos de un kilómetro del mercado de Huanan, en Wuhan, donde se afirma que comenzó todo, casualidad, existen dos centros relacionados con la investigación biológica sobre, entre otros huéspedes, los coronavirus: el Instituto de Virología de Wuhan (un laboratorio de máxima seguridad) y el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Wuhan (WHCDC)
  2. Wuhan es la primera o de las primeras ciudades chinas en implantar completamente la red 5G. Se han instalado unas 10.000 antenas por toda la ciudad. Desde mayo a finales de 2019, se han instalado todas estas antenas, a un ritmo vertiginoso.

Con la incorporación en el texto de este novedoso elemento electromagnético no quiero apuntar que ésta sea la causa de la pandemia, no. Simplemente, quiero dejar expuesta aquí esa doble coincidencia, y aprovecho para insistir en la enorme “facilidad” con la que se está imponiendo la red 5G, ese nuevo escalón en el nivel de irradiación global que estamos creando en el planeta.

Han salido a la palestra expertos en la materia avisando de los posibles efectos biológicos de estas ondas y, sobre todo, alarmando por las enormes potencias empleadas, sobre los seres vivos. Se han descrito durante 2019 muertes “espontáneas” de pájaros coincidiendo con ensayos de este nuevo juguete en Uptown Charlotte (Carolina del Norte), Coventry (Reino Unido), La Haya (Países Bajos)…

También soy consciente de la enorme batería de estudios que la industria de las telecomunicaciones ha construido y seguirá haciéndolo para barrer los resultados obtenidos por los investigadores independientes. Esto es lo que siempre ocurre en cualquier ámbito: en telecomunicaciones, farmacia, agricultura, química…

Es totalmente lógico que estos sistemas de ondas interfieran sobre nuestra coherencia energética, puesto que, por si no lo sabías, estamos construidos por piezas con un componente eléctrico y conductor, por lo que cada ser vivo somos un campo electromagnético vivo, que queda interferido por el mundo de ondas que nos rodea.

Desde la activación celular de los canales de calcio, pasando por el aumento del estrés oxidativo (perdón por los tecnicismos), es muy factible que se favorezca la replicación viral y la aparición de neumonías, concretamente.

Voy a finalizar el texto con una frase que he leído en mis incursiones por internet y que me ha parecido muy real de esta sociedad a la que pertenezco: “somos una sociedad de irresponsables que sólo se preocupa de lo inmediato”.

Mi intención con este tipo de escritos es pedir (a quien corresponda) la moratoria que sea necesaria, en base al principio de precaución, que permita la realización de una serie de estudios independientes de la industria, que ayuden a esclarecer la realidad de este tipo de avances tecnológicos en cuanto a su inocuidad en los seres vivos… antes de que sea tarde. ¿Nos tendremos que acordar del amianto, del tabaco…?

Salud para ti y los tuyos.

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